Cuatro días antes de que saliera a la luz la encíclica Fratelli Tutti volvimos a conversar con nuestra amiga y compañera, la hermana María Luisa Berzosa fi. Religiosa de las Hijas de Jesús, está ahora en Roma después de pasar por Madrid y haber vivido varios años en Argentina. Francisco la ha nombrado consultora de la Secretaría General del Sínodo de Obispos. Esta vez hablamos de lo que pasa “dentro” de la Iglesia, en la clave que ella la ve: de paso a paso, madurez y apertura. Puede decirse que en la “sinodalidad” se juega el destino y el sentido de la institución: no significa sólo participación, sino “caminar juntos”. Hablamos de eso, del lugar de las mujeres y de las formas de liderazgo. 

#FF – Era difícil prever la última vez que hablamos, prever algo como  la pandemia. Queríamos esta vez hablar con vos  Iglesia y sinodalidad, o sea sobre participación y transformación. Y qué sentido encuentra todo eso en un momento denso como este marcado por la pandemia ¿Cuáles son tus impresiones ?

María Luisa Berzosa – Desde que estuve presente en los dos últimos dos Sínodos que convocó el Papa Francisco, el tema de la sinodalidad me viene rondando. La etimología me gusta mucho. “Sínodo” significa “hacer camino juntos”. Esta idea, llevada hasta sus últimas consecuencias, puede cambiar mucho a la Iglesia. Sus resonancias y raíces primigenias se remontan al espíritu del Concilio Vaticano II, que fue el giro copernicano de una Iglesia jerárquica y vertical a una más horizontal, de la comunidad y del pueblo de Dios. Creo que ese espíritu, en el camino de la vida, se ha ido perdiendo con las décadas, y ahora intenta retomarlo Francisco a modo de Sínodo, que es lo mismo: es el participar de todos. Cuando yo digo que no quiero un Sínodo de mujeres, sino un Sínodo del pueblo de Dios, me refiero a esto. No vamos a ir todos y todas al Sínodo, pero todos y todas tenemos que estar representados en el aula. ¿Por qué hay proporciones inmensas de obispos y cardenales y mínima proporción de laicos? Eso tiene que nivelarse. No digo exactamente paritarios, ni voy a los números, propiamente. Voy a proporciones. Tiene que haber mujeres, varones, laicos, heterosexuales y homosexuales, de distintas vertientes políticas y filosóficas, como es la vida. 

Hay gente a la que no le interesa la Iglesia, la sinodalidad, la participación, ni nada. Hay gente que se sitúa afuera y está criticando desde ahí. Bueno, no me sirve. Creo que es desde adentro donde hay que criticar. Somos la gente que estamos dentro y queremos otro modelo de Iglesia los tenemos que empujar. No es capricho, no es moda. Es Vaticano II, es eclesiología de comunión, es la teología paulina del cuerpo y los diversos carismas. 

No hay nada que inventar. Las raíces eclesiales y cristológicas están. Hay mucha resistencia a planteos de Francisco que tienen que ver con este tipo de cosas. Entre otras, este modo de Francisco de ejercer el Obispado de Roma, como él dice, que es un estilo pastoral, no dogmático ni normativo. Francisco no habla de la ley, habla del Evangelio, habla del Espíritu. Y esto es lo molesto de su figura. 

#FF – A veces pareciera que los planteos de Francisco fueran una tercera alternativa. Por un lado están quienes pedían un nuevo Concilio, por otro los que hablan de las reformas que tiene o debería hacer el Papa y que no llegan. Sin embargo, puede decirse que el Concilio ya se hizo y sigue vigente y que el verdadero desafío es como actualizarlo. ¿Cómo ves esto?

MLB – Si vas al fondo de lo que dice Francisco, no hay ninguna novedad: es Evangelio y Doctrina Social de la Iglesia. No es nuevo. Lo que pasa es que estamos acostumbrados a que los mensajes del Papa y de la Iglesia,  algunas veces,  estén pasados por agua bendita y todo sea sacristía, incienso y piadoso. Pero lo piadoso no necesariamente es Evangélico. Ocurre por ejemplo con algunas críticas a Laudato Si’. Es una encíclica socioambiental, toca la vida entera, del mundo, del cosmos y de los seres vivientes. Toca todo y a todos, por eso es sumamente molesto, porque no puedes decir que si no eres católico no te incumbe. Eres ciudadano de este planeta y te toca. Francisco no ha ido diciendo “esto es espiritualidad” y “esto es vida del mundo”, que sería una dicotomía horrorosa. Como buen jesuita y por tanto ignaciano, hace una integración. La espiritualidad tiene que ser para la vida, no puede ser separada del mundo y mucho menos dicotómica. Esto es lo que la gente no entiende o no quiere entender. Creo que es muy claro Francisco. Pone el dedo en la llaga, por eso molesta. ¡Pero el Evangelio es molesto! Así como han sido molestos otros profetas. 

Estoy muy esperanzada en que la sinodalidad entendida como participación vaya ganando terreno. Los nombramientos que ha hecho el Papa son un ejemplo. En el Consejo Económico tiene algunas profesionales laicas; no son personas beatas ni de sacristía, por así decirlo. Son gente competente para el campo que se necesita. Tengo una amiga que trabaja en ese Consejo y me dice “no sabes qué resonancia hay en mi parroquia  porque una mujer como yo, una más de la parroquia, haya sido elegida para ese rol”. Eso es lo testimonial. Los responsables de la Iglesia pueden ser gente de la calle que quiere hacer Iglesia. El Papa necesita que esta mujer, que es buena profesional, vaya a su lado para hacer Iglesia. Eso es nuevo. Estamos acostumbrados a que llamemos a la jerarquía, a los clérigos, ¿y qué sabe un cura de economía? Más lo sabe esta mujer que tiene una empresa y a una familia a su cargo.

Entonces estamos ante un cambio muy fuerte, creo yo, del Espíritu, un cambio de integrar la vida de las personas, de la sociedad, para que todos y todas tengamos mejor vida como seres humanos. Hablamos mucho de cuidar los árboles, los océanos, las plantas, lo cual me parece maravilloso pero, ¿cuándo cuidamos la vida humana? Esa también está en la encíclica. 

#FF – Participaste del Sínodo de la Amazonía y lo viste desde adentro. Las controversias fueron muy fuertes en el documento y sobre todo en la exhortación. Nosotros identificamos una hipótesis de transformación de Francisco, que aparece en en la exhortación post sinodal. Francisco dice que la cosa  va “por desborde”, de alguna manera como procesos que comienzan y llegan a ser inevitables. ¿Está diciendo, entre varias otras cosas, que no se necesita ser ordenado para transformar la Iglesia, que no es eso lo central? Que hay que ir más allá de esa discusión…

MLB – Del Sínodo tengo identificado lo que llamo “temas centrales” y “temas colaterales”. Ustedes saben que los medios de comunicación, sobre todo los latinoamericanos, se fijaron todo el tiempo en los temas que yo llamo colaterales: viri probati, ordenación de sacerdotes casados, la imagen de la Pachamama, que es la virgen embarazada y desnuda, esos eran algunos titulares. Yo personalmente creo que Francisco hizo muy bien en no tocar directamente estos temas, porque si no, se hubiera dado vuelta el Sínodo. Lo esencial hubiese pasado a ser colateral y lo colateral, lo principal. El Sínodo quedó centrado en lo que era: la Amazonía como lugar simbólico del universo. No situado sólo geográficamente, sino como símbolo que aporta todo el universo del cuidado de la vida y de las personas. Además, los otros temas no estaban maduros. Se habían discutido pero no se había llegado con hondura al fondo. Se convirtieron más bien en temas mediáticos, por obra y gracia de los medios de comunicación que los airearon. Pero cuando uno estaba en el aula esos temas pasaban de lado. Salían en la conversación porque hay un tema pastoral que atender: realmente, no hay vocaciones sacerdotales. Entonces, ¿Cómo hacemos? Hay que buscar nuevas formas, ¿Hay que buscar que se ordenen las mujeres y los casados? No lo sé. Pero nuevas formas pastorales sí, porque la Eucaristía es el centro de la vida cristiana, pero si la gente no tiene curas,  si no hay sacerdotes, célibes, varones y ordenados, no hay Eucaristía. La necesidad va a llevar también a abrir nuevas formas, nuevos formatos, porque esas vocaciones sacerdotales están faltando en muchos lugares. Hay vino nuevo, pero hay que crear odres nuevos porque los viejos ya no sirven. 

La Iglesia es parte de la sociedad. No un apéndice en el que estamos, sino como luz para iluminar a toda la sociedad, y toda la sociedad alimenta esa transformación. Todo se retroalimenta. ¿Por qué un consejo económico está formado por seis profesionales mujeres, Obispos y Cardenales? Porque se quiere introducir gente de la sociedad para temas que hay que cambiar, como este sistema económico. Y si no lo cambia la gente especialista en estos temas, ¿Crees que lo van a cambiar Obispos y Cardenales? Creo que no ellos solos. Por lo menos tiene que haber una comisión mixta.

Entonces, como decía, esta mujer viene de una parroquia y hace un testimonio con el cual la gente de la Iglesia ha quedado sumamente contenta. Y esas mujeres dicen: “Nos sentimos servidoras de la Iglesia». Eso es sinodal, es inclusivo e incluyente. Hay gente de todos los carismas, de todas las carreras, de todas las profesiones. ¿Por qué no se va a poner eso al servicio de esta transformación que quiere Francisco? Entonces, para mí va siendo eso: una Iglesia que transforma la sociedad y una sociedad que se deja tocar y que dice: aquí hay una palabra que decir. No es que yo, laico, mujer, tengo que ser cura para decir una palabra, yo ya tengo una palabra, siendo parte activa desde adentro. Si hablamos desde el lugar de espectador, a ese diálogo no entro. Gente que se dedica a criticar desde afuera, no me sirve. No me pongo en esa frecuencia de diálogo.

#FF – Una manera de cambiar más eficaz, más desconcertante, y también más exigente. ¿Será que no se trata de hacer muchos Sínodos, sino de hacer sinodalidad?

MLB – ¡Claro! Desde el momento en que no hacemos comunión, y comunión de la diversidad, no hacemos sinodalidad. La comunión es que estamos unidos en la raíz. Las raíces son pocas pero fuertes, porque sostienen el árbol, y esa raíz fuerte da origen a un montón de diversidades, a millones de hojas y de flores. Ahora, si no estamos unidos en la raíz, no hay diversidad: hay ramas sueltas y desgajadas. Yo lo aplico en mi congregación. Si yo no me siento enraizada en mi congregación, me da lo mismo estar en Roma, Argentina o en Madrid, porque voy a andar por libre. Pero si estoy arraigada, fijate lo que pasa: en mi comunidad somos diez de siete países. ¡Qué maravilla! Somos la diversidad andante, pero todas nos sentimos vinculadas, igual en la Iglesia. A mayor comunión, la diversidad es una riqueza, no una amenaza. Pero si no hay comunión cada uno va a caminar por libre, es un desgaje y anda en sus intereses particulares. Eso no es comunión. Lo mismo ocurre en una familia. Hay una raíz de cariño, pero no tenemos que ser todos iguales. Cada hijo será distinto. ¿Qué nos une? Algo más fuerte que la manera de ser. Nos une que amamos la Iglesia, queremos esta Iglesia, queremos que sea más de Jesús y por lo tanto más del mundo, por eso nos implicamos. Y cuando una descubre las cosas que valen la pena, se apasiona y se mete. En mi congregación siempre digo que no cerremos solamente casas o lugares,  abramos, busquemos desafíos por cosas que valen la pena romperse la cabeza. Por lo cual hay que estar discerniendo todo el tiempo. 

#FF – ¿Y cómo ves la recepción a todo esto, la capacidad de respuesta a Francisco?

MLB – En España hemos vivido cuarenta años de dictadura religiosa, y eso todavía pesa. Eso es lo que he notado después de veintitantos años que estuve afuera y volví. La gente no quería lo impuesto, y yo tampoco, y se habían ido en movimiento pendular de lo impuesto a la nada, el abandono. Pero también hay una franja de gente buscando acompañamiento,  ejercicios espirituales,  hay mucha necesidad de espiritualidad, de hacerse preguntas profundas, de vivir desde dentro. ¿Por qué lo hacen? Quieren vivir de otra manera, con más madurez, con más sentido, dando respuestas. 

Ahora participio en una comunidad de laicos y laicas bajo el lema “Algo nuevo está naciendo” y es muy diversa, es inclusiva y cada 15 días dedicamos casi dos horas a orar y a compartir la vida a la luz de la fe. Y yo pienso “éste es el pueblo de Dios, ésta es la Iglesia”. No podemos ir solos, necesitamos apoyo, compartir, discernir. Por ahí hay caminos juntos. Y estas personas tienen entre 30 y 35 años.

#FF – En paralelo a esto también van apareciendo algunos discursos de odio muy fuertes, rompiendo con algunas cosas que parecían ser un paradigma de convivencia, y encima con una gran interpelación a los jóvenes. Tal vez hay un discurso de odio que hace raíz porque da una identidad muy cerrada y muy fuerte. ¿A qué pensas que responde eso y cómo se puede desarticular?

MLB – El Papa ya lo dijo una vez en el aula: “me preocupa que los sacerdotes jóvenes son muy rígidos y la rigidez esconde algo”. En España está muy polarizado el ambiente, y para mí, en un momento histórico de tanto movimiento y diversidad, de pocas referencias, sin certezas, esas radicalizaciones políticas y religiosas dan algo de seguridad. Si tu vienes a esta manifestación y haces esto y esto “eres español, patriota o cristiano”.  Hay mucha gente joven muy radical en lo político y en lo religioso. Acompañé gente que, tarde o temprano, se ha ido de este tipo  de acompañamiento, porque la espiritualidad ignaciana orienta a que tú tomes la decisión. Pero hay gente que por estructura quiere que tú le digas lo que tiene que hacer. Esa es una actitud muy adolescente. El adolescente quiere que tú resuelvas para que cargues con las consecuencias. Creo que hay muchas inseguridades, improvisaciones, incertezas, y si aparece un tipo que me da un paquete armado de lo que yo tengo que hacer, no me preocupo de más. Pero los otros te están resolviendo la vida. Yo digo siempre que si tú no vives tu vida alguien te la vive. Muy fácilmente. 

#FF – El reemplazo virtuoso de que alguien te viva la vida podría ser que la búsqueda se complemente con un liderazgo o con una mediación, probablemente lo que vos haces en el acompañamiento.

MLB – Creo que hoy necesitamos con fuerza tomar la vida en las propias manos pero ser acompañados;  personas que no nos resuelvan la vida ni tomen decisiones por nosotros, pero sí que sean fuente de inspiración y nos ayuden a asumir el propio camino. 

El otro día Arturo Sosa, superior general de la Compañía de Jesús, decía que el líder espiritual que tenemos en la Iglesia es Francisco. No hay muchos líderes hoy pero son necesarios. Todo lo que ayude a que la persona no viva doblada sino que se ponga de pie, es una gran ayuda para el protagonismo de la propia vida. Está en el Evangelio. La mujer encorvada por largos años “se puso de pie y empezó a alabar a Dios”. Yo lo he visto en los inmigrantes, que llegaban doblados a la escuela de Fe y Alegría y decían que no podían estudiar, no podían trabajar, y todo era “no poder”. Y, cuando logran estudiar, graduarse, son otras personas, se transforman. Es lo que hace la educación. Creo que ese es nuestro cometido, caminar al lado, no dejarnos solos. Yo también necesito estar acompañada pero manteniendo la propia autonomía.

#FF – Como un nuevo tipo de liderazgo. Un tipo de liderazgo más por inspiración que por empuje, de algún modo. 

MLB – Y nosotros no hablamos mucho del líder. Hablamos de liderazgos participados, liderazgos compartidos. Una persona no puede agotar todo, y esos personalismos y estrellatos son muy peligrosos. Se va la persona y se hundió todo. 

#FF – En cuatro días se publica la encíclica del Papa, Fratelli Tutti. Todavía no la han leído pero ya han surgido muchas críticas porque el título, famosa frase de San Francisco de Asís, no fue adaptado al lenguaje inclusivo. ¿Qué crees que puede decirse sobre eso?

MLB – Ahora hay mucha sensibilidad con el tema del lenguaje. No es indiferente el lenguaje, obviamente, porque marca la realidad y nos expresamos con él. Pero como en todo, hay extremos. Nuestros políticos, en Europa, han hecho el ridículo y estropeado el lenguaje buscando portavoces y ministros para el lenguaje inclusivo, y eso ya pasa a ser un tema cómico. Esto que se dice sobre la encíclica tampoco ayuda. Mi sensibilidad y mi preocupación porque la mujer tenga más lugar en la Iglesia va más allá del lenguaje. Es más hondo. Tutti Fratelli es lo que puso San Francisco: todos hermanos. Y creo que está en la línea de la humanidad entera. Pienso que si vamos con esa mirada tan desmenuzadora a lo mejor luego nos cargamos el contenido por el título, y sería una pena, porque creo que el título va más allá de las dos palabritas. Habría que trascender eso. Ojalá que la encíclica sea aprovechada y nos aproveche, y no sea esto una rémora para no leerla, lo que sería muy infantil. 

Hay que seguir avanzando e insistiendo, y si esto va a traer tanto malestar, preguntarse si es proporcional con la realidad de que todavía nadie la ha leído. Es como decía antes. ¿Será que tenemos que poner todas las fuerzas en esto o no? ¿Dónde las tenemos que poner? ¿Será que vamos al contenido y luego purificamos o matizamos el lenguaje para la sensibilidad? Va a ser importante que sigamos profundizando la importancia de la mujer en la Iglesia, pero al menos yo no quiero ser ordenada sacerdote en esta Iglesia, sino que nos sentemos juntos y empecemos a pensar, a discernir, a hacer camino juntos y ver cómo hacemos con los jóvenes, con el primer anuncio, y también, claro, como usamos un lenguaje mejor.

#FF – Esa invitación del Papa a protagonizar la salida de la pandemia parece que se une mucho a la Evangelii Gaudium, solo que ahora con la pandemia, es toda la humanidad en salida y no solo la Iglesia. ¿Desde dónde se protagoniza? ¿Cómo se cura el mundo?

MLB – En Europa tuvimos tres meses de confinamiento y después empezamos a escuchar muchas consecuencias psicológicas y económicas de la pandemia. A mí me gusta hablar de la pandemia presente. No está superada, no está pasada, no es del año pasado. No sabemos cuánto tiempo va a estar. Y yo veo que algunas posturas hablan como si fuera una cosa de una semana. Pero esto va para largo, por lo tanto hay que posicionarse. ¿Cómo vivimos? ¿Cómo nos comunicamos? No nos podemos besar, no nos podemos abrazar, ¿Cómo rezamos? ¿Cómo reflexionamos? Todo va cambiando. Y yo veo que muchas veces la gente hace el cambio porque está impuesto, pero no está asumido. Se nos pide que no salgamos porque hay una pandemia. Y por otra parte, hay consecuencias serias de gente que ha quedado con miedo, traumatizada, sumado a las consecuencias económicas. Ahora quieren empezar la escuela y hay una incertidumbre tremenda por los posibles contagios. Entonces ya viene el caos, con que se confina a toda la clase y luego a todo el colegio. Vivimos en la incertidumbre constante. Yo creo que esto no va a pasar de un día para el otro, sino que se va a instalar para largo.

¿Cómo aprovechamos esta crisis global? ¿Qué oportunidades nos ofrece? Porque las ofrece. Pero como decíamos antes, depende de cómo la leemos: o nos aplasta o nos pone más de pie y nos hace más fuertes. ¿Cómo la estamos viviendo? Y va para todos los campos: en la familia, en las relaciones, en los encuentros virtuales. ¿Cómo buscamos alternativas que nos sigan siendo útiles para vivir de esta manera, para salir de casa estando encerrados? Necesitamos estar unidos y juntos, pero no nos podemos tocar y guardar distancia es una necesidad. Es una paradoja constante lo que vivimos, y nunca nos había tocado a nosotros una paradoja así. Yo he oído hablar a mis padres y abuelos de la guerra, de cómo se tenían que esconder cuando sonaba la alarma y meterse debajo de la tierra. Lo he oído, pero me ha tocado muy lejos. Y ahora me toca esta situación: no puedo acercarme a las personas cuando más necesito dar un abrazo. ¿Cómo aprendemos eso? ¿Qué oportunidades nos ofrece? Antes hablábamos del vivir desde dentro y para adentro no para cerrarnos, sino para vivir mejor, para sostenernos mejor. La reflexión, la interioridad, el discernir para optar por lo esencial y dejar lo relativo.Estamos viviendo una situación de crisis global que antes no la teníamos. La alternativa es dar pasos. ¿Y cómo los damos? Ni quedarnos en casa lamentándonos, ni transgrediendo todas las normas y haciendo lo que nos da la gana, sirve para dar esos pasos. Porque  siento que es una responsabilidad social que mucha gente no la asume. Aprovechemos este tiempo, aprovechemos la tecnología. Si se juntan virtualmente los jóvenes, aprovechemos que se puedan juntar de esa manera. Lo importante es estar vivos y sanos. Pues teniendo esa base, que es mucha, ¿cómo la aprovechamos? Necesitamos ser más creativos e innovadores pero desde la vida y para la vida.

  • panen77