FF - RECOMENZAR

EL DESAFIO DE RECOMENZAR

El tiempo histórico, la crisis civilizatoria, la postpandemia, la coyuntura política. Son múltiples los elementos que indican que estamos en una bisagra de lo que ha sido y será el mundo, la Patria y la vida de cada uno. Hace tiempo que lo venimos observando, sintiendo y planteando, pero fue a partir de la publicación de la Encíclica Fratelli Tutti que comenzamos a explicitarlo como eje ordenador de la etapa.

La tarea del recomienzo tiene la exigencia de encontrar nuevas fuerzas y sentido para iniciar procesos. ¿Cómo hacerlo? ¿Desde dónde? ¿Con quiénes? ¿Para qué? ¿Con que palabras e imágenes? Entendemos que en el pensamiento de Francisco y en su gran escrito de pandemia se encuentran algunas pistas que pueden aportar un eje desde donde recomenzar.

Es por eso que al cumplirse un año de la publicación de la Fratelli Tutti, desde Factor Francisco nos propusimos profundizar en las dimensiones que la componen y desplegarlas para poner su fuerza y riqueza a disposición de compañeros y compañeras que buscan nuevas coordenadas que alimenten el sentido y profundidad de sus militancias y compromisos. Ese fue el objetivo del seminario “El desafío de Recomenzar – Solidaridad, política y humanidad”, del cual compartimos hoy el resultado de lo analizado y compartido, recuperando los planteos e intervenciones para que queden condensados como insumo para los tiempos que vienen.

Y también compartimos imágenes de los que fue el Festival Fratelli Tutti en La Matanza. Porque no alcanza solo con las palabras –aunque sean certeras y consistentes-, sino que necesitamos los colores, la música y el perfume de lo real y concreto de la vida compartida y celebrada. Saber hacer fiesta y encuentro, construir comunidad para transformarla en movimiento y fuerza. Desde ahí también hay que recomenzar.

El gesto concreto, el compromiso constante, la sensibilidad activa y el discernimiento. Recomenzar es necesario. Desde Factor Francisco seguimos creyendo que con la mística de nuestras tradiciones y la sabiduría de nuestro pueblo, siempre es posible.

Los invitamos a repasar lo producido en la sección:

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Recomenzar

«Cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, una etapa nueva. No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones. Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas. Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos. Como el viajero ocasional de nuestra historia, sólo falta el deseo gratuito, puro y simple de querer ser pueblo, de ser constantes e incansables en la labor de incluir, de integrar, de levantar al caído; aunque muchas veces nos veamos inmersos y condenados a repetir la lógica de los violentos, de los que sólo se ambicionan a sí mismos, difusores de la confusión y la mentira. Que otros sigan pensando en la política o en la economía para sus juegos de poder. Alimentemos lo bueno y pongámonos al servicio del bien.

Es posible comenzar de abajo y de a uno, pugnar por lo más concreto y local, hasta el último rincón de la patria y del mundo, con el mismo cuidado que el viajero de Samaría tuvo por cada llaga del herido. Busquemos a otros y hagámonos cargo de la realidad que nos corresponde sin miedo al dolor o a la impotencia, porque allí está todo lo bueno que Dios ha sembrado en el corazón del ser humano. Las dificultades que parecen enormes son la oportunidad para crecer, y no la excusa para la tristeza inerte que favorece el sometimiento. Pero no lo hagamos solos, individualmente. El samaritano buscó a un hospedero que pudiera cuidar de aquel hombre, como nosotros estamos invitados a convocar y encontrarnos en un “nosotros” que sea más fuerte que la suma de pequeñas individualidades; recordemos que «el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas».[60] Renunciemos a la mezquindad y al resentimiento de los internismos estériles, de los enfrentamientos sin fin. Dejemos de ocultar el dolor de las pérdidas y hagámonos cargo de nuestros crímenes, desidias y mentiras. La reconciliación reparadora nos resucitará, y nos hará perder el miedo a nosotros mismos y a los demás.

El samaritano del camino se fue sin esperar reconocimientos ni gratitudes. La entrega al servicio era la gran satisfacción frente a su Dios y a su vida, y por eso, un deber. Todos tenemos responsabilidad sobre el herido que es el pueblo mismo y todos los pueblos de la tierra. Cuidemos la fragilidad de cada hombre, de cada mujer, de cada niño y de cada anciano, con esa actitud solidaria y atenta, la actitud de proximidad del buen samaritano.»

 

 Fratelli Tutti (77-79)

  • panen77