Se dice que se necesitan cincuenta años, para dimensionar el sentido histórico de un suceso; veinte, para distinguir los rasgos propios de una generación y una década, para hacer balance de un proceso político.
Se cumplen diez años de la elección del primer Papa del sur global. Este resultó ser un argentino nacido en el barrio de Flores. De la tierra de San Martín, Evita, Borges, Mafalda, Maradona y Messi. Nos toca de cerca, por decirlo de algún modo.
La tentación de ensayar un balance o una recopilación de imágenes y sucesos de este tiempo es una respuesta habitual a los números redondos. Bienvenidas todas, las apologéticas y las críticas, las descriptivas y las filosóficas, las azarosas y las oportunas. Ojalá las haya.
Nuestro intento es otro: pensar, en la medida que sea posible, a contra pelo de lo inercial, tratando de no quedar encandilados con la luz blanca. Intentar, por si acaso, ir un poco más allá. No por pretenciosos o irreverentes, sino más bien por las maneras en que nos sentimos afectados por Francisco en nuestros propios trayectos. A medida que se desplegaba su magisterio, fuimos interpretando que lo más poderoso del mensaje de Francisco no era tanto aquello que nos confirmaba en nuestras certezas o anhelos, luego de largos años de aridez eclesial, sino el campo de acción que sus gestos, palabras y decisiones habilitaban para una nueva imaginación política y articulación popular. No es casual que esta intuición del “factor” Francisco se condensara luego de la derrota electoral de octubre de 2015 y de los años infames que la sucedieron. Y que a su vez, la escucha y recepción de lo que Francisco venía diciendo y encarnando tomara una nueva dimensión en medio de la pandemia.
Durante esos años, construimos una conversación exponencial en la que fuimos conjugando los planteos de Francisco con las reflexiones militantes de compañeros y compañeras que encontraban en el Papa argentino la contraseña para conectar con la dimensión mística y trascendental del compromiso político y las construcciones colectivas.
Algunas de esas reflexiones forman parte del libro Recomenzar. Francisco, la pandemia y la patria.
Estaba pendiente reunir y poner en formas también las palabras y pensamientos de referentes intelectuales, políticos, culturales, religiosos y sociales con los que, a lo largo de estos años, hemos reflexionado en torno al factor y sus implicancias. Daniel Santoro, Victoria Montenegro, Alcira Argumedo, Paco Olveira, Pedro Saborido, María Luisa Berzosa, Jorge Alemán, Juan Carlos Scanonne, María Valéria Rezede, Gringo Castro, Horacio González, Angel Macín, Gustavo Carrara, Fortunato Mallimaci, Emilce Cuda y Taty Almeida amplian con su mirada nuevas recepciones y debates a partir de Francisco. Por eso este libro; y por eso su título: La gran conversación.
La verdad es sinfónica es el nombre de un libro de Hans Urs von Balthasar, uno de los grandes teólogos del Concilio Vaticano II. Buena fórmula para abarcar la pluralidad sin renunciar a las verdades. En tiempos del relativismo, como trampa recurrente de la posmodernidad, es un desafío construir reflexiones y narrativas capaces de ir más allá de la mera opinión o comment y asumir las consecuencias de una toma de posición. El conjunto de entrevistas que componen este libro comparten, con matices y rasgos propios, esa impronta. Quizás esté allí su principal valor y aporte a esta operación que nos hemos propuesto desde Factor Francisco para dimensionar las implicancias políticas del acontecimiento de un sumo pontífice venido desde esta periferia anómala llamada Argentina.
Creemos que la figura y el mensaje de Francisco pueden “factorear” una reflexión sobre este momento de la sociedad argentina. Esto supuso animarnos a operar con el Papa y su mensaje, de tal manera que fuera posible buscar otros modos de activar con él los debates argentinos. Por eso, en estas entrevistas y en todo lo que hemos producido en estos años lo hemos entendido como metáfora, como metonimia; y hemos tratado de construir con estas figuras una “diagonal” que atraviesa de otra manera las discusiones y las realidades, de fondo y coyunturales, que nuestro país expresa en este momento intenso de la historia mundial y en el que se define mucho de su identidad y destino.